Glasstress 2019...
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09/09/19 - Curada por Vik Muniz y montada en una fábrica de vidrio abandonada en la isla de Murano, Glasstress 2019 es la mayor exhibición de arte-en-vidrio que se presenta en Venecia como evento colateral de la 58’ Bienal.
Carroña, de Javier Pérez (2011)
Materiales: araña de vidrio, pájaros embalsamados / Medidas variables
La muestra carece de relato curatorial, las obras expuestas tienen como punto en común el material, que dúctil y colorido, brinda infinitas posibilidades creativas. Los artistas provienen de distintos puntos del planeta y cada objeto o instalación exhibida es por demás sorprendente.
Joana Vasconcelos (Francia, 1971) repite sus formas en tela pero con el agregado de objetos en vidrio, lo que provoca cierta rigidez en la pieza.
Rubbra, de Joana Vasconcelos (2016)
Materiales: vidrio de Murano, tejido en crochet, ornamentos, luces LED, poliester y hierro.
Shitting doves of Peace and flying rats, de Jan Fabre
Material: vidrio / Medidas: 20 cm x 19 cm x 20 cm cada una.
Jan Fabre (Bélgica, 1958), un conocedor del material, expone sus palomas de vidrio o “ratas voladoras” (como él mismo las titula), perfectamente adaptadas a este espacio abandonado. Lo mismo ocurre con Laure Prouvost (Francia, 1978), cuya instalación puede hasta pasar desapercibida por la sintonía que mantiene con esta antigua sala de manufactura. Prouvost repite sus característicos senos, ahora en una fuente en piedra.
GDM Drinking Fountain (For Grandad to come back), de Laure Prouvost
Material: vidrio y piedra / Medidas: 80 x 72 x 47 cm
Massi, de Artur Lescher (2019)
Material: vidrio / Medidas: 204 cm x 14 cm de diametro
Things that fly and beatles, de Rose Wylie (2019)
Material: vidrio / Medidas variables
El tradicional soplado del vidrio se revive en excelente unión con el arte contemporáneo. La muestra no tiene textos explicativos, por lo tanto se desconoce la experiencia de cada uno de los artistas en la manipulación del material, pero seguramente fueron auxiliados gracias a la cooperación de los maestros en soplado de la isla de Murano. Todos crearon trabajos que revelan los sentimientos y las emociones de nuestro tiempo, aunque algunos fueron sometidos a la presión de usar un material inusual para ellos, lo que nos lleva a las siguientes preguntas: ¿Debe un artista aceptar estas propuestas? ¿Cuánto de la creación propia es manipulada a costa de otras intenciones? Y la última ¿Debemos dejar de lado los estereotipos tradicionales y aceptar que estas muestras corren los límites del arte?
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