06/11/17 - En una muestra de 170 obras
que pertenecen a más de 60 artistas mexicanos, la estrella sigue siendo Frida
Kahlo (México, 1907 – 1954). Lo mismo ocurrió cuando el MALBA abrió sus puertas
hace 16 años y la estrella fue su "Autorretrato con Chango y Loro". Hoy, en esta
exhibición que presenta piezas que marcan el quiebre impulsado por José Vasconcelos luego de la Revolución mexicana de 1910,
Frida es la pieza de la selfie obligada. El autorretrato con
su mono, Fulang Chang, pertenece a la década del '30. Dos años más tarde, bajo la
influencia de André Breton, le agrega el
espejo. Recordemos que Breton fue el que escribe el "Manifiesto Surrealista" en
1924, que da lugar a un movimiento que apostaba por el pensamiento libre y que
tuvo un amplio desarrollo en Latinoamérica.
Fulang Chang and I, de Frida Kahlo (1937) - Espejo
añadido en 1939
Técnica: óleo sobre aglomerado con marco de espejo pintado y espejo con
marco de espejo pintado.
"Fulang Chang and I", que llegó a Buenos Aires como préstamo del MoMA de New York, se exhibe en
la sala que corresponde al bloque
temático Experiencias con el Surrealismo. Forman parte de este grupo un conjunto de piezas relacionadas a lo religioso como
el "Ícono" de Remedios Varo (España, 1908 – México, 1963), una especie de relicario
fantasioso.
Icono, de Remedios Varo (1945)
Técnica: óleo, incrustaciones de nácar y hojas de oro sobre tríptico en madera / Medidas: 60 x 39.3 x 5.5 cm
Allí también descansa la Malinche en un óleo de
Antonio Ruiz (México, 1892 – 1964), apodado El Corcito, artista que tiene un lugar particular en toda la
muestra. En esta sala se luce con "El sueño de la Malinche", una pieza de pocos
centímetros, tal como las pinturas populares que se cuelgan en las Iglesias
católicas mexicanas como ofrenda por haber curado a un creyente de algún mal.
El Corcito refleja esta tradición espontánea, buscando redimir a la Malinche al pintar, sobre su cuerpo recostado y algo desequilibrado, la ciudad de México. Recordemos que esta mujer,
amante de Hernán Cortés, promovió la
creación de la ciudad y fue centro de habladurías peyorativas por haber aceptado al
conquistador blanco.
El sueño de la Malinche, Antonio Ruiz “El Corcito” (1939)
Técnica: óleo sobre tabla / Medidas: 30 x 40 cm
En el tercer piso se ubican los otros 3 bloques
temáticos de la muestra relativos a la modernidad cosmopolita, a la cultura popular junto a los logros y fracasos de la Revolución.
Retrato de HugoTilghman, de Ángel Abraham (1924)
Técnica: óleo sobre cartón/ Medidas: 136 x 120 cm
Retrato de Adolfo Best Maugard, de Diego Rivera (1913)
Técnica: óleo sobre tela / Medidas: 227 x 194 cm
Mineros, de Antonio Ruiz “El Corcito” (1941)
Técnica: óleo
sobre tela
Autorretrato (el coronelazo), de David Alfaro Siqueiros
Medidas: 91.5 x 121.6 cm
Mención aparte merece la pequeña e intensa Catrina
de José Guadalupe Posada porque la muerte tiene un lugar central en
la cultura mexicana. Este artista, admirado por Diego Rivera, fue bisagra entre el siglo XIX y el XX
y forma parte del alma popular de
México.
La calavera catrina, de José Guadalupe Posada (1912)
Técnica: zincografía / Medidas: 23 x 31 cm
La muestra contó con el apoyo de la curaduría y de
las obras del museo Munal de México y marca la
entrada a la colección permanente de "El Baile de Tehuantepec" de Diego Rivera, una obra que Eduardo Costantini adquirió el año pasado por 15,7 millones de dólares.
El montaje, sin embargo, resulta tal vez un poco pesado por el atiborramiento de obra. Una
reducción en la cantidad no hubiera desmerecido en absoluto la curaduría.
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