El mundo de las Artes Visuales...: Siglo XVIII

Escultura sagrada en el palacio real de Patan (Nepal)

14/11/23 - Como la mayoría de los palacios que pertenecieron a la realeza en tiempos pasados, el de Patan se convirtió también en un museo para que el público pueda conocer las colecciones que acumularon, a través de los años, los integrantes de las diferentes dinastías. Actualmente, este edificio ubicado en Darbar Square, es patrimonio de la UNESCO.

Hoy estudiaremos las esculturas de dioses y budas del siglo XVIII consideradas sagradas para esta cultura y que forman parte del patrimonio de la institución. Las piezas se encuentran distribuidas en dos pisos de un edificio reconstruido de lo que han sido alguna vez los salones del palacio real y como son casi diminutas se exhiben en vitrinas vidriadas, tal como se exponian los objetos en los gabinetes de curiosidades.

Cada escultura consta de infinitos detalles relativos a la imagen religiosa que representa pero con más ornamento que aquellas provenientes de India o China. Recordemos que en Nepal ambas religiones (la hinduista y la budista) convivieron y conviven pacíficamente hace más de dos mil años. Por lo tanto, a pesar de la influencia externa, se verifican cambios, como los excesivos atavíos y las características físicas exageradas. Es así que para expresar los diferentes aspectos de la personalidad del dios representado la escultura puede llegar a tener cinco rostros, cinco ojos extras y hasta diez manos. A mayor cantidad de manos la creencia indica más cuidado de los fieles como de la consorte del dios. Las poses son variadas y corresponden a las diferentes formas que pueden adoptar los fieles cuando meditan o agradecen.

El material utilizado es el cobre y vale destacar la habilidad de quienes ejecutaron estas piezas para obtener semejante realismo en partes tan pequeñas como orejas y manos. Asimismo mucho de los atavíos de aquellas esculturas que parecen “vestidas” son removibles.

White Tara of the Seven Eyes, Tibet (18th – 19th century)

Materiales: copper alloy, gilt, cold gold, paint, semi-precious stones.

Adinatha

Materiales: latón, incrustaciones con plata y cobre

Shakyamuni Buddha, Nepal (Siglo XVII & XVIII)

Materiales: cobre, pintura dorada

Shakyamuni. The Historical Buddha, Nepal

Materiales: cobre, aleación, pintura dorada.

Amoghasiddhi, the Buddha of Unfailing Sucess, Tibet (Siglos XVII & XVIII)

Materiales: cobre, pintura dorada y turquesa

11:38
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Una artista mujer en la Revolución Francesa...

Siglo XVIII

04/04/16 - Elisabeth Louise Vigée Le Brun (Francia, 1755-1842) fue una de las más destacadas retratistas europeas del siglo XVIII. Autodidacta y ambiciosa, gracias a sus habilidades naturales para la pintura, entra a la corte francesa para retratar a la reina María Antonieta. A los 28 años es admitida en la prestigiosa Académie Royal de Peinture et de Sculpture, gracias al apoyo de su majestad. En 1789, año de la Revolución, se ve obligada a dejar Francia debido a su asociación con la reina, pero es admitida en otras cortes, como las de Florencia, Viena, San Petersburgo y Berlín. Vigée Le Brun no sólo fue notable por sus habilidades técnicas, sino por ser comprensiva y respetuosa de quienes posaban para ella.

Autorretrato, de Élisabeth Louise Vigée Le Brun (1790)

Técnica: óleo sobre tela / Medidas: 100 x 81 cm

El Metropolitan Museum de New York presenta una retrospectiva con 80 de sus trabajos, que van desde su vida en la corte con María Antonieta hasta algunos retratos del siglo XIX.

Retrato de María Antonieta, de Élisabeth Louise Vigée Le Brun

Archduchess Marie Antoinette, Queen of France, de Élisabeth Louise Vigée Le Brun (1778)

Técnica: óleo sobre tela / Medidas: 273 x 193.5 cm

Como María Antonieta tenía el rostro muy fino y el labio inferior muy ancho, la artista la retrataba de manera de que sus facciones se vieran lo más bellas posibles. Además resaltaba el color de la piel de la reina, un tono pálido y luminoso que, según palabras de Vigée Le Brun, era único.

Retrato de María Antonieta y sus hijos, de Élisabeth Louise Vigée Le Brun (1787)

En 1785, y bajo las órdenes de Luis XVI, se le comisionó que retratara a la reina con sus hijos. La obra, que se encuentra en el Palacio de Versalles, es la más significativa de toda su carrera, a pesar del dramatismo que conlleva: una cuna vacía fue puesta como recordatorio del reciente fallecimientos de uno de los pequeños hijos de María Antonieta. Le Brun fue la primera mujer en poseer el título de artista del rey.

The Marquise de Pesay and the Marquise de Rougé with Her two Sons, de Élisabeth Louise Vigée Le Brun (1787)

Countess Varvara Nikolayevna Golovina, de Élisabeth Louise Vigée Le Brun (ca. 1797-1800)

Durante toda su vida realizó mas de 600 retratos. La mayoría de las obras exhibidas en la muestra pertenecen a colecciones privadas de Europa y de América. Las obras, expuestas en orden cronológico, permiten apreciar sus trabajos, desde la monarquía hasta el mundo moderno (Siglo XIX). Quizás por la riqueza de los vestidos o el boato que rodeaba a María Antonieta, sus retratos más exquisitos fueron los que realizó en la corte francesa.