"One and One makes Three", de Michelangelo Pistoletto: En la Isla de San Giorgio Maggiore, dentro de la basílica del mismo nombre, se exhibe una retrospectiva del italiano Michelangelo Pistoletto. El artista trabaja obsesivamente con el número tres, como lo demuestra el título de la muestra, por eso  numerosas piezas de la exhibición se refieren al dígito. Ejemplo de esto son los dos espejos enfrentados que generan una ilusión que origina la palabra TRES en italiano (TRE).

"One and One makes Three" - Michelangelo Pistoletto

La pieza más relevante de la muestra también está formada por espejos y se ubicó justo frente al altar de la basílica. Se trata de una instalación circular de espejos de perímetro suspendido, que compromete nuestra percepción. Como el artista explora asuntos relativos a la tolerancia y la aceptación de las diferencias en la sociedad, la ilusión que provocan las superficies pulidas, en donde nos vemos a nosotros mismos desde todos los ángulos, pero también a los otros que se introducen en el circulo, representarían sus intenciones. Además de la instalación dentro de la basílica, que evidentemente es la estrella de la muestra, en los pasillos hacia la sacristía está expuesta "La Habana, People Waiting", otra pieza sobre la superficie pulida con serigrafías de personas adheridas a ella. La obra surge cuando Pistoletto estuvo en Cuba en 2015 y tuvo la idea de crear una pieza que representara a la sociedad cubana, con especial hincapié en sus costumbres y vestimentas.

"La Habana, People Waiting", de Michelangelo Pistoletto (2015)

Técnica: silkscreen on super mirror / Medidas: 250 x 550 cm

Detrás del altar mayor está ubicada una pequeña obra dentro de una caja de acrílico que protege dos placas de acero inoxidable en esquina. En una de ellas está representada la mano de Dios tan reconocida que pintó Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina, que hace reflejo sobre la otra placa.

ConTatto, de Michelangelo Pistoletto (2007)

Técnica: serigrafía on polished stainess / Medidas: 22 x 16 x 23 cm

En una sala posterior, otro espejo crea la ilusión de la presencia de una escalera. Y por último aparece una de las obras más reconocidas de este artista, que es la Venus de los Trapos de 1967. Se trata de una réplica de la estatua de Thorvaldsen, que está inmersa en una montaña de retazos. La escultura evoca la belleza de la cultura clásica, mientras que los retazos representan nuestra realidad: la acumulación de basura y la rapidez con que todo pasa de moda. La Venus como representante de una belleza atemporal se interpone al consumismo desenfrenado. Esta pieza es una de las más representativas del artista en su momento de Arte Povera y además fue la punta de lanza del Arte Pop.

Jan Fabre – Murano Glass and Bone Sculptures 1977-2017: La exhibición recorre las obras de Jan Fabre desde sus inicios, adentrándonos en una especie de contemplación espiritual y filosófica de la de la vida y de la muerte. Lo más impactante es que sólo utiliza hueso y vidrio como materiales. Eligió el vidrio, y únicamente el que se produce en Murano, por su metafórica transparencia. El uso de huesos marca el retorno de Fabre a uno de sus referentes, los artistas flamencos que en sus obras incluían códigos a partir de los huesos, especialmente las calaveras. Una forma de unir el pasado con el presente. En este caso la muestra se desarrolla en un monasterio e inmediatamente en la entrada se destaca un inmenso escarabajo verde y alrededor, en los pequeños espacios que quedan debajo del techo, infinidad de palomas de vidrio azul.

"Murano, Glass and Bone Sculptures", de Jan Fabre

Ya en los claustros se descubren diferentes objetos realizados con huesos humanos y animales. A pesar de lo controvertido del material, su belleza es innegable, sobre todo en lo hábitos de los monjes que fueron realizados a partir de huesos cortados en forma transversal. Lo mismo ocurre con un bote como el de la mitología, que lleva a la última morada, realizado con astillas óseas. Sus remos tienen en los extremos manos de vidrio azul en lugar de las típicas  palas. En otra sala, el final de fiesta con los esqueletos de los perros puede resultar desolador. Lo cierto es que Fabre retoma como nadie este tema de la muerte-vanitas que es recurrente en el arte contemporáneo a partir de la idea insertada en la sociedad sobre alargar la vida.

Canoe, de Jan Fabre (1991)

Materiales: cristal de Murano, huesos humanos y de animales, tinta bic, polimeros / Medidas: 177,5 x 683,3 x 220 cm

The Catacombs of the dead street dogs, de Jan Fabre (2009-2007)

Materiales: cristal de Murano, esqueletos de perro, acero inoxidable / Medidas variadas

La muestra es atrapante y las instrucciones son muy severas con respecto a la distancia que debe mantenerse de las piezas. De todas maneras hay un exagerado número de cuidadores de sala atentos a la fragilidad de las mismas. La serie de cráneos en vidrio con esqueletos de pequeños animales es aterradora y a la vez imposible de quitar la mirada.

Cráneo con esqueleto de pájaro carpintero, de Jan Fabre

Materiales: vidrio de Murano con esqueleto y acero inoxidable

Cráneo con esqueleto de ardilla, de Jan Fabre

Materiales: vidrio de Murano con esqueleto y acero inoxidable

Vista general de la muestra, piso superior

James Lee Byars, The Golden Tower:  Se dice que este artista norteamericano ideó esta torre de 20 metros de alto como un faro que una el cielo y la tierra con la intención de unificar a la humanidad. Lo cierto es que esta es la primera obra de Byars que se presenta en un espacio público y a la intemperie. Por las características de la ciudad, la torre se visualiza desde casi todos los puntos y  finalmente su cometido de ser un objeto-faro se cumple.

The Golden Tower, de James Lee Byars

Campo San Vio

Future Generation Art Prize: La Fundación de Victor Pinchuk presenta una exhibición conformada por 21 artistas jóvenes en el Palazzo Contarini. Aquí mencionaremos solo a tres. Uno de ellos es el georgiano Vajiko Chachkiani, el mismo que llevo a cabo el tan especial pabellón de su país dentro de Arsenale. Aquí presenta un video en donde un hombre arrastra hasta la destrucción total una estatua monumental en piedra que está siendo rescatada del fondo del mar. La pieza podría representar a una figura histórica. y lo llamativo es la similitud física con el personaje principal del video. La estatua, entonces,  es atada a la parte trasera de una camioneta y el chofer, que además tiene un perro como compañero, la va llevando por diferentes paisajes, como en una especie de road movie. Lo cierto es que a medida que la escultura se va destruyendo, surge un espíritu liberador en el hombre que conduce, tal como ocurre con el espectador. Se puede ver parte del video aquí.
Otra obra que se presenta en la de la Ej Hill, un joven americano que exhibe una pieza meramente estética que fue ubicada estratégicamente en el jardín del palazzo. Ni bien se ingresa a la sala de la planta baja surge esta estructura en madera amarilla que parece un andamio. Desde los pisos superiores la visión cambia y resulta ser una precaria montaña rusa. Recordemos que EEUU tiene una vasta cultura en este tipo de estructuras para la diversión.

Por último la kenyata Phoebe Boswell, que fue premiada en esta muestra  por su obra ubicada en una sala del piso superior. No está explícita la intervención del visitante pero la pieza necesita ser activada, de manera que esta instalación multi-sensorial, quizás la mejor de toda la muestra, puede pasar desapercibida si el visitante no está atento. En la sala nos espera una superficie con sensores, una especie de escenario, por el que es obligatorio circular para activar una serie de parlantes en donde voces femeninas se expresan en diferentes tonos. Por medio de la tecnología digital en las paredes aparecen dibujos de cuerpos femeninos casi todos de pie. Según la artista, la obra evoca a las mujeres ancianas de una tribu de Uganda que usan sus cuerpos desnudos en señal de protesta por la explotación y por la propiedad de sus tierras.

Mutumia (Mujer en Kikuyu), de Phoebe Boswell (2016)

Instalación interactiva