Resumen del 2017...

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01/01/18 - Lo que guía  las siguientes elecciones es meramente intuitivo: son aquellas muestras o hechos en el mundo de las artes visuales que no se habían visto anteriormente, que nos dejaron algo o que cruzaron los borrosos límites que aún existían.

1. El Fausto de Anne Imhof en la Bienal de Venecia: A pesar de la larga fila para ingresar, de los perros enjaulados y de que nunca estuvo claro qué estábamos viendo, este pabellón se llevó el León de Oro. Se debió, quizás, a la innovación de presentar a un grupo de jóvenes moviéndose según la coreografía marcada por Imhof, fuera de cualquier regla coherente. No se entendía  el mensaje, pero la sensación de agobio en el visitante era palpable y si ése fue el objetivo que buscaba el jurado, bien merecido tenía el premio mayor que otorga la bienal.

2. El paisaje desolado de Pierre Huyghe en el Skulptur Projekte en Munster: Varias horas de tren y una búsqueda a ciegas en la pequeña ciudad alemana cercana a la frontera con Bélgica nos llevaron a un galpón vacio (¿) Nuevamente había que sortear la larga fila exterior, con una temperatura por debajo de los límites soportables. Ya dentro, la extensa instalación de Huyghe en la pista de patinaje abandonada fue una experiencia conmovedora. Se debía transitar con sumo cuidado por un suelo de tierra desnivelado con despojos de hormigón. La intención era llegar hacia las peceras en donde las bacterias se mantenían vivas: la paradoja de la destrucción y la vida en el mismo espacio. El artista había creado un ecosistema gracias a la entrada controlada de la luz y de la temperatura. Aunque nos encontrábamos en un ambiente destruido, todo estaba calculado para reproducir las condiciones necesarias en la replicación celular. Ciencia y arte hermanadas.

3. La monumental obra de Damien Hirst en el Palazzo Grassi:  El artista inglés volvió con una muestra que, en pocos días, recaudó millones de dólares. Esta vez más extravagante, más ofensivo y más ridículo que antes, Hirst nos hizo creer que había descubierto un tesoro en un barco que había naufragado. El engaño fue posible porque todavía pensamos que ver una muestra de arte es algo serio y hasta sacro.  El artista nos trató duchampianamente (se rió del arte y de los espectadores), como si fuéramos unos niños a los que hay que entretener. Vale destacar el alto nivel en la ejecución, el realismo de las piezas y la extrema fantasía a la que nos expuso. Una muestra que atacó los sentidos: ¿Es verdad lo que estamos viendo? La respuesta se revelaba en la sala donde aparecían los muñecos de Disney. Lo que nos lleva a pensar sobre la banalidad de las exposiciones  basadas en la seducción de la audiencia y que, de acuerdo a los valores en recaudación de entradas vendidas, son las más efectivas en este momento. ¿Las exhibiciones con función enciclopedista han muerto?  

4. El Problema del Caballo de Claudia Fontes en la 57 Bienal de Venecia: Si bien la pieza fue estéticamente llamativa, nunca se pudo resolver el problema que nos anunciaba el título, quedando a medio camino la intención de la artista. Se supone que tener la responsabilidad de representar a un país en el evento más convocante del planeta conlleva a una reflexión acerca de la identidad y la historia. El caballo como protagonista no fue suficiente para aclarar el discurso, aún más forzado, con la presencia de la joven que pretendía domarlo. 

5. Documenta XIV en Kassel y Atenas, demasiadas piezas para un tema que ya se venía desarrollando hace un par de años: Si pensamos que esta muestra es la que marca el camino de lo que va a ocurrir en los próximos cinco años,  no se cumplió el objetivo. El grupo curatorial no pudo adelantarse al futuro de las artes visuales y, como un fallido flaneur benjaminiano, no captó las señales de la sobresaturación de imágenes, del poder del mercado y de la pérdida de los encasillamientos en la historia del arte.

6. Salvatori Mundi de Leonardo da Vinci: Imposible no mencionar a la obra que nos dejó con la boca abierta cuando el martillo bajó en los U$S 450,3 millones sobre el podio de Christie’s en New York.  Todos tenemos una opinión, como si fuéramos verdaderos expertos, sobre la autenticidad de la obra. Además no se subastó con las obras coetáneas sino con las de Arte Contemporáneo, ya que se adujo que un Leonardo es una pieza atemporal. ¿Los límites de la historia se están borrando? ¿O fue sólo una estrategia de la firma para concentrar a la mayor cantidad de interesados?

7. Todo la información está al alcance de la mano: ¿Cómo fueron los resultados de una subasta? ¿Quién ganó el premio Turner del año? ¿Cuáles son los artistas emergentes del último semestre? ¿En qué fecha se abren las próximas ferias de arte? Todas las preguntas se contestan en segundos buscando la información en los teléfonos celulares. El 2017 fue un año en que, sin lugar a dudas, el arte formó parte de la vida al instante, como nunca antes.

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