Obsesiones de artistas: Los Acumuladores.

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Por estos días en que la ciudad vive la explosión de una artista como Yayoi Kusama que nos invadió con lunares y repeticiones, veamos otros artistas que hacen, con la acumulación, arte. 
Una de estos artistas es Sarah Sze (USA, 1969) que construye  instalaciones y esculturas intrincadas a partir de objetos pequeños de la vida cotidiana. Como en un patchwork, sus composiciones son un espejo de la improvisación necesaria para salir de una situación problemática en el día a día: Cuando algo se rompe se arregla con lo que se tiene a mano (según la artista).  Sus obras están en el borde entre vida y arte.
Triple Point 2013, de Sarah Sze
Bienal de Venecia - Pabellón de Estados Unidos
La artista muestra objetos que son conocidos por todos nosotros agrupados y conectados entre si en un obsesivo orden.
Triple Point 2013, de Sarah Sze 
Bienal de Venecia - Pabellón de Estados Unidos
Todas las obras pertenecen al pabellón de Estados Unidos en la Bienal de Venecia. Cada salón del mismo tiene una instalación diferente realizada para ese lugar. El nombre de la instalación alude a un concepto de la termodinámica: punto triple, que designa una combinación concreta de temperatura y presión en la cual los tres estados de la materia (sólido, líquido y gaseoso) existen en pleno equilibrio.
Triple Point 2013, de Sarah Sze 
Bienal de Venecia - Pabellón de Estados Unidos
Un acumulador de pequeños componentes es el fotógrafo Todd McLellan (Canadá,1967), que desarma objetos y luego ordena todas las partes con obsesiva prolijidad para fotografiarlos. El objeto tridimensional, como una bicicleta, un piano o una máquina de fotos, se convierten en un llamativo ejército de piezas sobre un plano.
Bicicleta Raleigh de 1980, de Todd McMellan 
893 componentes
El talento de McLellan para la composición es lo que hace que estas pequeñas hileras de componentes resulten tan armoniosas.  
Digital SLR, cámara de fotos Sony, 2012, de Todd McMellan
580 componentes.
Las imágenes del artista también muestran respeto y admiración por aquellas personas que forman parte del intrincado mundo de la producción y ensamblaje de los elementos de nuestra vida cotidiana, sobre todo en una época en que todo se descarta y se repone con extrema rapidez.
Upright Piano, marca Gerhard Heintzman de 1912, de Todd McMellan
1842 componentes.
Y si hablamos de acumulación de elementos, de pequeñas piezas y de obsesión por los detalles, el arte argentino cuenta con un representante de lujo: Cándido López.
Vista interior de Curuzú, mirado de aguas arriba, de Cándido López (1891)
Retrató, desde el mismo campo de batalla, la guerra del Paraguay con sumo detalle. Este soldado-pintor fue el cronista de un episodio histórico y lo reprodujo con total exactitud. Cándido López no pretendía crear una imagen visual perfecta de la realidad sino un modelo visual con la idea de lo real. Se propuso representar en sus obras de batallas el ejercicio de todo el ejército argentino en un determinado momento, porque consideraba que era una gesta épica colectiva, no de héroes individuales.
(Detalle)
Para seguir leyendo... Apuntes para una biografía, en Cándido López, por Marcelo Pacheco (1998).

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