Como parte de las exposiciones satélites a la actual Bienal de Venecia se exhibe en la Chiesetta della Misericordia Another One Bites the Dust, de la artista nacida en China Yu Hong (1966). Por demás conmovedora, la muestra representa el ciclo de la vida narrado en las experiencias límites del ser humano (nacimiento, crecimiento, deseo, sexo y muerte) pero desde un punto de vista muy contemporáneo y real, donde ciertas acciones de los individuos dañan para siempre la vida de otros más vulnerables.

La instalación, un site-especific, fue creada para esta chiesetta, que es una iglesia románico bizantina fundada en el año 939 d.C. por la congregación agostiniana. El trabajo de Yu Hong, como un caleidoscopio, relata los sucesos de la vida atravesados por su lente artística y representados con un realismo sobrenatural, desestabilizando la comprensión de lo que ocurre a nuestro alrededor. Es un llamado a la sociedad para reconocer, en esta pintura narrativa plasmada de forma cruel, las realidades más difíciles de afrontar por el ser humano.

Con el fondo  dorado como el de las pinturas bizantinas y en paneles, que tienen forma de arcos, Another One Bites the Dust se sugiere como las pasadas pinturas sacras.

Aunque la expresión “morder el polvo” (bite the dust) aparece originariamente en la Biblia, el título de la muestra proviene de la canción del grupo inglés Queen, escrita en 1980, en la que se describe la violencia entre individuos. Yu Hong vaticina que la velocidad de los cambios actuales y de la globalización llevan a la civilización hacia el desastre. 

En la parte posterior de la iglesia, justo debajo del coro, se ubicó la pintura La Nave dei Folli, una apropiación de la reconocida obra de Théodore Géricault, Raft of the Medusa (1818-1819), donde los desesperados sobrevivientes de un naufragio cometen asesinatos y canibalismo para no morir de inanición en alta mar. Nuestra artista de hoy considera a las crisis humanitarias actuales tan calamitosas que se comparan con la obra de Géricault y finaliza diciendo que, en el mundo actual, estamos perdiendo nuestro balance y el reconocimiento sobre lo que está bien y lo que está mal.