De monos y muebles...

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06/09/23 - Edgardo Giménez nació en Santa Fe (Argentina) en el año 1942 y creció rodeado de fauna, de las películas de Tarzán (mona Chita) y de religiosidad (su madre era Testigo de Jehová y predicaba puerta a puerta). Esos recuerdos de infancia, sumados a su paso por el Instituto Di Tella, dan como resultado una obra en la que el humor, en tono grotesco, es la principal característica. 
 
Avive el seso y despierte, de Edgardo Giménez (2002)
Materiales: Madera laqueada
 
Giménez comenzó dibujando monos que luego se transformaron en esculturas y después adquirieron poses exóticas, como haciendo monerías (bailando clásico), lo cual ratifica que el humor es una constante en su obra y que la ausencia de un relato no la empobrece. 
 
De la muestra "No habrá ninguno igual" de Edgardo Giménez
 
Su multifacética personalidad le permitió experimentar en diferentes ámbitos, como la arquitectura.  Por eso la curadora de la muestra "No habrá ninguno igual", María José Herrera, aclara que “ésta es una retrospectiva no exhaustiva”.  Solo veremos el lado artístico autónomo y otros trabajos pero no la totalidad de lo que produjo, como por ejemplo sus trabajos para publicidad y escenografía. La foto del conejo de fantasía, una probable referencia a Alicia en el País de las Maravillas, tiene dimensiones exageradas, lo cual le otorga un plus. La escultura se ubicó en una sala totalmente espejada, emulando el vestíbulo de la casa de Jorge Romero Brest (crítico de arte y director del Instituto Di Tella) que le realizó el artista. En la foto se observa también el sillón de lunares (detrás del conejo) que también pertenecía a RB. 
 
La Mamushka operada, de Edgardo Giménez (1964)
Materiales: metal, piel sintética y pintura industrial
 
Forma parte de este bestiario una especie de abeja transformada que rinde culto al arte-objeto de una época clave como fue el Pop. A partir del ensamblado y  de la reutilización de objetos de desperdicio, más el agregado de telas baratas, produce esta Mamouchska híbrida y naif, mezcla de pájaro, insecto y murciélago.
Con respecto a los muebles, Giménez mantiene la impronta humorística que traspasa toda la muestra. El Gato secretaire es la prueba perfecta del objeto artístico que forma parte de la vida cotidiana. En este caso la utilidad del mismo es posible y no solo la observación. Lo mismo ocurre con una cajonera pintada con monos y que lleva en la parte superior una especie de arco iris. Ambos no permitidos para ambientes minimal. 
 
Gato Secretaire, de Edgardo Giménez (1960-2016)
 
Mueble de los mandriles y las nubes, de Edgardo Giménez (1964)
Materiales: madera y esmalte sintético

La muestra, que se desarrolla en el MALBA de Buenos Aires, es una pasarela en donde el observador fluye conjugando todas las imágenes entre sí. Ésta es la principal característica de la misma y lo que define la catarata de visitantes que buscan pasar un momento divertido sin mucho compromiso de lecturas de cartelas ni de curadurías que necesiten demasiada explicación sobre lo que vemos. Nos gusta, es divertido y punto.  

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