21/10/22 - Cuando leemos la Historia del Arte creemos que lo sucesos escritos ocurrieron verdaderamente de la forma en que están expresados. Pero obviamente esto no es del todo cierto. La Historia se construye a través de infinidad de eventos aleatorios como piezas en un juego de ajedrez: estas piezas pueden jugarse de infinitas maneras y entonces hay infinitas formas de contar un evento.  

Los museos, los artistas, los coleccionistas y hasta las políticas gubernamentales son responsables de mover estas piezas en el “juego” de la Historia del Arte. De esta manera, cuando exploramos en profundidad lo escrito, nos encontramos mayormente con autores hombres y entonces lo exhibido históricamente en los museos pertenece a artistas del sexo masculino. ¿Por qué? Porque estaban en mejor posición para hacer carrera en el Arte, porque sus trabajos se conservaron y coleccionaron a lo largo de los años con mayor esmero y porque la Historia la escribieron justamente autores hombres. Es así que no sabemos de artistas mujeres porque no fueron consideradas y por ende, se las ignoró. 

Por suerte, desde hace 10 años se están produciendo cambios en las instituciones y salieron a la luz impactantes figuras que trabajaron en la oscuridad. Este lugar merecido desde siempre (desde que se empezó a escribir la Historia) se comenzó a recuperar. Hoy el arte es más equitativo y las artistas ganaron espacios en las colecciones y en los museos, pero ¿cuántas historias nos habremos perdido de aquellas pioneras que nunca veremos? Necesitaríamos reescribir una Historia en la que todos los géneros estén representados y no en capítulos aparte añadidos recientemente.