Atlas en Fondazione Prada... (Parte I)
19:34
18/06/18 - Cuando una colección privada se abre al
público deja ya de pertenecer al
coleccionista que la posee y comienza
una interacción con los visitantes, provocando nuevos puntos de vista. La colección entonces ofrece un desafío para
ambas partes: para el coleccionista, porque devela sus secretos pero a su vez le da reconocimiento social, y para
el resto de nosotros, porque tenemos la posibilidad no sólo de participar sino también de criticar o admirar.
Miuccia Prada lleva adelante este
proyecto en su fundación en Milán y justamente en el último edificio inaugurado en su centro cultural exhibe “Atlas”, una muestra mínima de su
extensa colección curada por Germano Celant. La Torre, nombre con que se identifica a este nueva
mole de hormigón blanco con cristal y hierro, consta de 9 plantas y a medida que se asciende, aumenta la altura
del techo. Se recomienda subir por las escaleras, así que el calzado
cómodo es una prioridad y tras el chequeo de seguridad (carteras y mochilas prohibidas), se inicia el recorrido.
La primera planta es rectangular y sobre
una plataforma yacen los muy llamativos tulipanes de Jeff Koons, frente a la obra de Carla Accardi. Una de los desafíos de la curaduría es exhibir
obras radicalmente diversas en un mismo
espacio, para provocar a nuestra percepción. En esta sala un artista bendecido por el mercado (Koons) se opone a las piezas de la década del 60 y 70
de Accardi. La conjunción de lo geométrico con algo de arte povera (de lo que
entiende mucho Prada) en la obra de Carla resuena ante lo exacerbado de la escultura de Koons.
Los colores y los reflejos de ambos artistas están sintonizados, aunque la tecnología de la alta
manufactura de Koons no pasa desapercibida frente a la artesanía de las obras de Accardi. Buen comienzo para despertar los sentidos y animar al
visitante a seguir subiendo.
Tulips, de Jeff Koons (1995-2004)
Acero inoxidable pintado
Rossonero, de Carla Accardi (1967)
Barniz sobre sicofoil
Grande transparente, de Carla Accardi (1976)
Sicofoil en marco de madera
En el tercer piso un solo de Walter De
María: tres idénticos autos Chevrolet de
la década del 50 ocupan todo el espacio. Meticulosamente restaurados y
brillantemente pintados en rojo y beige, son considerados por el artista
objetos para intervenir. De esta manera, desde el parabrisas hasta la luneta, pasando por el interior y sobre los asientos, los atraviesa una barra metálica de acero
inoxidable. Cada una de estas barras es
geométricamente diferente (circular, triangular y cuadrada), siendo estas formas primarias una constante en el trabajo de De María.
Bel Air Trilogy, de Walter De Maria (2000-2011)
Acero inoxidable, Chevrolet Bel Air
1955
(Continuará...)
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