Si bien el comienzo de la exhibición es meramente histórico, a medida que el visitante recorre las salas siguientes, aparecen los principales exponentes de la fotografía de nuestro país con sus trabajos más icónicos.

Llama la atención cuántos artistas se dedicaron a la fotografía, produciendo tomas de excelente calidad estética, y cuántos captaron esos momentos únicos en los que se reflejan, de manera real, o hasta cruel, ciertos pasajes de la historia argentina.

En las sala dedicada a las décadas del 60 y del 70 se hace hincapié en el arte conceptual y, sobre todo, en el desarrollo de los artistas intelectuales. Encontramos aquí a aquellos creadores que señalan sucesos de la vida cotidiana y los transforman en obras de arte. Tal es el caso de Leandro Katz (Argentina, 1938) con su instalación fotográfica Alfabeto Lunar, que forma parte de la colección del MoMA de New York. Se cuenta que Katz tenía acceso al telescopio giratorio de la Brown University y pudo capturar imágenes detalladas de la superficie lunar. A partir de allí empezó a notar la capacidad de atracción que ejerce el satélite terrestre. 

La serie Alfabetos lunares, en las que registra las imágenes del ciclo de la luna, es una suerte de militancia ecológica que nos obliga a detenernos para entender y percibir su lenguaje.

Oración lunar I, de Leandro Katz (1978)

Con la inapelable reputación que tiene la fotografía de ser la más realista y, por lo tanto, la más fáctica de las artes, Katz logra despertar nuestra curiosidad sobre algo tan natural como las fases de la luna. Quizás ésta sea la pieza, dentro de la exhibición, que no pertenece a nuestra historia y, por lo tanto, trasciende los límites culturales y geográficos para convertirse en una obra con perspectiva universal.