Chemo, de Félix González Torres (1991)

La primera pieza que nos recibe, al inicio de la exhibición, es "Untitled (Perfect Lovers)" en la que dos simples relojes de pared, colocados uno al lado del otro, funcionan con una diferencia de 2 segundos. En el momento del montaje, ambos relojes estaban exactamente en la misma hora, pero con el paso de los días se produce un desfasaje entre ellos. Los relojes, aunque idénticos, funcionan diferente y llegará el momento en que uno de ellos se detenga. Los "Amantes perfectos", según Gonzalez Torres, no caminan paralelamente por la vida, pues es imposible mantenerse sincronizado, pero además puede pasar que uno se detenga para siempre, como ocurrió con el artista y su pareja.

Untitled (Perfect Lovers), de Félix González Torres (1987 – 1990)

Relojes de pared / Medidas: 13 ½ x 27 x ¼ pulgadas

El amor es el tema recurrente, al igual que la muerte, en las obras de González Torres. Las diáfanas cortinas azules (Loverboy) que se mecen según la brisa del paso del visitante, pueden presentar diferentes configuraciones de acuerdo al espacio en el que se ubiquen. En la galería cubren todas las ventanas, creando la sensación de un cuarto vacío, donde ya nadie vive allí. 

Todas las obras hacen referencia a Ross, el amante de González Torres que muere muy joven. En sus piezas intenta recuperar lo que estaba perdiendo. Es un eterno memorial, el duelo interminable que no deja de conmover.

Untitled (Loverboy), de Félix González Torres

Tela azul dispositivo para colgar / Dimensiones variables según instalación