02/11/15 - En 1965, Marta Minujín, junto con Rubén Santantonín, creó La Menesunda, una fabulosa instalación para sacar al espectador de su lugar de confort y obligarlo a relacionarse directamente con la obra. En ese momento resultó un completo quiebre en el arte. Veinte años después la artista repitió la obra, aunque mucho más pequeña, con el nombre de La Minujinda. Sin embargo, la respuesta no fue la esperada... 

Hoy la verdadera Menesunda está disponible en el MAMBA con todo su esplendor, pero el efecto es completamente diferente. Se trata de un espectáculo, de un revival de las cosas que en el año 60 eran innovadoras, extremas, pero que hoy forman parte de la vida cotidiana: los televisores, las luces de neón, hasta la invasión a la intimidad de una pareja en su cuarto ya no provocan. Ni tampoco nos asombran las chicas Miss Ylang tratando de maquillarnos o darnos un masaje. Nos resulta divertido, un espectáculo, pero sin el carácter rupturista de los 60.

La obra es una estructura laberíntica con once situaciones diferentes, que provocan vértigo, claustrofobia, movimientos extraños, etc. Un recorrido largo de espacios estrechos aunque no se detectan los olores esperados de la anterior Menesunda.

La Menesunda, de Marta Minujín-Rubén Santantonín (2015) 

Tunel de TV - MAMBA

La Menesunda, de Marta Minujín-Rubén Santantonín (2015)

Túnel de Neón - MAMBA

La Menesunda, de Marta Minujín-Rubén Santantonín (2015)

MAMBA

La Menesunda, de Marta Minujín-Rubén Santantonín (2015)

Heladera - MAMBA

En definitiva, La Menesunda es una obra participativa, que demanda el compromiso del visitante y, si uno se entrega, la diversión está garantizada. Es una celebración de los años 60, gloriosa época en el arte argentino.