La artista Carrie Bencardino pintó un sillón al que llamó El Mal y nos invita a ver, como con la lámpara, qué hay detrás de este objeto.
Bencardino tiene la intención, con éste y en la mayoría de sus trabajos, de adentrarse en la vida espectral de los objetos y lograr que emane cierta oscuridad de éstos. No olvidemos la distorsión que acompaña su obra, que según la artista es su forma de ver el mundo. Para lograr este efecto, de “fuera de foco” arrastra el pigmento con un trapo con aguarrás. El resultado: quitar lo aburrido de lo estático. Es así como este sillón nos produce extrañamiento, como si existiera en un mundo de obsesiones o simplemente fuera parte de los residuos pesadillescos que nos quedan al despertar.
El Mal, de Carrie Bencardino
Museo MALBA
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