Espejos y Tótems...
5:2214/06/24 - El pasado mes de enero la galería de Patricia Low en Gstaad reunió en una misma exhibición a dos artistas. Uno de ellos: el consagradísimo Michelangelo Pistoletto (Biella, Italia 1933), a quien se considera elemento esencial del Arte Povera, un visionario que invita en cada una de sus obras a entender un poco más el mundo que nos rodea. Comparte la sala Pascale Marthine Tayou (Camerún,1966), que trabaja con materiales de diversos orígenes. Édouard Glissant describió sus obras como una “mezcla de artes y lenguajes languages que produce lo inesperado […]. Un espacio donde la dispersión permite las conexiones, donde los choques culturales, las desarmonías, los desórdenes y las interferencias se convierten en fuerzas creativas."
Alternative Centers, de Michelangelo Pistoletto y Pascale Marthine Tayou
Patricia Low Contemporary
Alternative Centers, de Michelangelo Pistoletto y Pascale Marthine Tayou
Patricia Low Contemporary
Alternative Centers, de Michelangelo Pistoletto y Pascale Marthine Tayou
Patricia Low Contemporary
¿Cuál es el resultado de semejante reunión? Ambos tienen un elemento en común: el vidrio, ya sea espejado o en burbujas transparentes, así en todas las salas los tótems de Tayou se reflejan en los espejos intervenidos de Pistoletto. El diálogo es inevitable. La conexión existe, además, a pesar de que las obras sean tan dispares en sus formas y en su bagaje cultural. Los tótems transparentes del artista de Camerún revelan la chispa de su cultura de origen por el color y el movimiento, pero el uso de materiales encontrados lo liga al maestro del Arte Povera.
Color and Light, de Michelangelo Pistoletto (2023)
Material: yute, espejo, madera / Medidas: 180 x 120 cm cada uno, 180 x 600 cm en total
Poupée Pascale, de Pascale Marthine Tayou (2023)
Material: cristal, mixed media / Medidas: 98 x 81 x 28 cm
La omnipresencia de los espejos que usa como medio Pistoletto, intervenidos en colores y también en blanco y negro, reflejan las formas de Tayou de manera infinita pero a su vez fragmentada. No solo la imagen fragmentada de las esculturas se refleja, sino que la nuestra también. La transparencia de los tótems no permite eludir nuestra figura en todas las salas. Estamos allí, con los artefactos que nos imponen mirarlos y mirarnos.
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