El burdel parisino del siglo XIX en primer plano...
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Si pensamos en Toulouse-Lautrec (1864-1901) lo primero que se nos viene a la memoria es su figura en una mesa de cabaret o en un burdel, retratando a las bailarinas y a las mujeres que trabajaban en esos reductos de París.
Lejos de esta imagen de leyenda, el Grand Palais exhibe la muestra Toulouse-Lautrec: Résolument Moderne, enfocándose en el realismo expresionista de sus dibujos, en su conexión con la fotografía y con el movimiento Impresionista.
De esta manera nos introducimos en un Toulouse-Lautrec diferente al que vemos en los libros de arte, focalizados en los posters y las polleras de las bailarinas (que por supuesto también se exhiben en esta muestra). En la primera sala se exponen los 15 retratos que aún se conservan de Carmen, Jeanne y Suzanne, tres mujeres pertenecientes al estatus social más bajo de esa época. De ellas, Carmen Gaudin es la que se repite en varios óleos, quizás por la calidad y el color de su cabellera. El giro de esta figura, las poses de las otras y la perspectiva desde donde Toulouse-Lautrec las pinta, identifican una aparente conexión con la toma fotográfica.
A la Bastille (Jeanne Wenz), de Toulouse Lautrec (1888)
Técnica: óleo sobre tela
Portrait de Jeanne Wenz, de Toulouse Lautrec (1886)
Técnica: óleo sobre tela
Carmen Gaudin, de Toulouse Lautrec (1885)
Técnica: óleo sobre madera
El texto de sala informa que el artista tenía solo 17 años cuando declara que uno debería pintar lo que es real, no lo que es ideal y ese será el principio que lo acompañará toda su vida. A finales de la década del 80 del siglo XIX, deseoso de superar las bases del Impresionismo y de aplicar movimiento a sus imágenes, encuentra en el mundo circense el lugar ideal para producir obras con calidad cinematográfica.
Au cirque Fernando: écuyère, de Toulouse Lautrec (1887-1888)
Técnica: óleo sobre tela
Pero los trabajos más destacados son los que retratan la vida nocturna parisina, con su mezcla de clases sociales, la excentricidad de la conducta humana y la revelación de la verdadera vida de las bailarinas de los cabarets. Estos matices proveyeron a Toulouse-Lautrec de material suficiente para desarrollar sus dramáticas formas. Pero, entre todas estas mujeres, surge una sola figura masculina, la del dandy y esto es lo que más llama la atención en la muestra. Sólo se pueden diferenciar dos personajes: la mujer de clase baja y el hombre vestido de galera, demostrando el poder que le concedía el dinero.
Monsieur Fourcade, de Toulouse Lautrec (1889)
Técnica: óleo sobre cartón
Au Salon de la rue des Moulins, de Toulouse Lautrec (1894)
Técnica: óleo sobre tela
Femme qui tire son bas, de Toulouse Lautrec (1894)
Técnica: óleo sobre cartón
La muestra finaliza con un film y un texto que cuenta que, debido al exceso de alcohol y a una sífilis avanzada, sus padres lo internan en una clínica en Neuilly. Sólo se le permitió llevar los dibujos circenses y por ello continuó trabajando en el tema, aunque nunca llegó a demostrar el brío y la maestría de sus producciones anteriores.
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