Muzeum Susch I: Los Site-Specific
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20/03/19 - El pasado 2 de enero, la coleccionista Grazyna Kulczyk inauguró un espacio en el que exhibe parte de su propia colección y a otros artistas. Esta nueva institución, que lleva por nombre Muzeum Susch, fue, en otro tiempo, un monasterio construido dentro de la montaña en Suiza. Susch es un antiguo pueblo, que en épocas medievales ofrecía descanso a los fieles en la ruta de peregrinación desde Roma hacia Santiago de Compostela.
Dentro de este espacio, que conserva las vertientes naturales de agua, las arcadas y los techos bajos, se despliega una colección contemporánea en la que predominan las artistas mujeres. Las grutas y los espacios de oración del antiguo monasterio se mantuvieron para dar lugar a los site-specific que no forman parte de la exhibición inaugural.
De "The Theater of Disappearance XXXI", de Adrián Villar Rojas (2018)
Técnica mixta
Dreams in Black I, Dreams in Black II, de Izabella Gustowska (1992 y 1994)
Técnica mixta sobre tela
Flock I, de Magdalena Abakanowicz (1990)
burlap y resina
Inn Reverse, de Sara Masüger (2018)
Materiales: cristal, hierro, sisal, madera, poliuretano
Stairs, de Monika Sosnowska ( 2016, 2017)
Material: acero pintado
Herrenzimmer, de Heidi Bucher (1977-1979)
Materiales: textiles, latex, pigmentos de madre perla
Painkillers, de Joanna Rajkowska (2014-17)
Materiales: analgésico en polvo, resina de poliuretano
Estas obras, encapsuladas en las aberturas arquitectónicas naturales, tienen en común la exploración de materiales poco habituales en el arte.
Del argentino Villar Rojas se exhibe una pieza que hace referencia al pasado y al presente, utilizando tanto productos efímeros como permanentes, ubicados, en forma de torre, que experimentarán variaciones a medida que pase el tiempo.
Quizás la instalación/site-specific más llamativa sea la de Magdalena Abakanowicz porque se relaciona directamente con el aspecto espiritual que se le quiere dar a este museo. El material es la fibra, pero trabajada de tal forma que se convierte en un objeto de arte en sí misma. La gruta está ocupada por una serie de esculturas (cuasi realistas) del cuerpo humano fragmentado. Los torsos sin cabeza se multiplican y ocupan todo el espacio con techo ovoide, acentuando el sentido de presencia física pero a la vez de anonimato.
La zona delimitada por el hueco de la escalera que lleva al segundo piso deja ver una altísima escalera fraccionada de Monika Sosnowska. Formas a las que la artista nos tiene acostumbrados, usando materiales que provienen de la masiva destrucción de edificios de posguerra en Polonia. La escalera, que no lleva a ningún lugar, ha perdido su función primitiva y ahora, como una serpiente, asciende desde el techo hasta el piso inferior.
(Continuará...)
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