Esculturas de un minuto...
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"Para activar las Esculturas de un minuto se lo alienta a Ud a que pose un minuto con
los objetos, siguiendo las instrucciones del artista, detalladas sobre los muebles."
12/06/17 - "Ethics demonstrated in geometrical order" es una original exhibición de Erwin Wurm (1954, Austria) en la galería Lehmann Maupin, de New York. Varios objetos con recortes animan al espectador a activar
las esculturas y, a pesar que hace más de 20 años que Wurm nos hace participar, la inseguridad nos invade. Una vez vencida la timidez la muestra se convierte, entonces, en una serie de esculturas vivientes a partir de las divertidas indicaciones.
Head TV - Escultura de un minuto, de Erwin Wurm
Instrucciones dibujadas, gabinete danés y participación del público / Medidas: 77.5 x 170.2 x 47 cm (escultura) / 10.2 x 22.9 x 61 cm (pedestal) - Medidas finales viariables. Título, firma y fecha en la escultura.
Wurm redefinió a la escultura, pero también el rol y el compromiso del público con el medio que se le propone. Desde que comenzó con
estas piezas, la premisa permanece
invariable: para cada trabajo, el artista dibuja o escribe las instrucciones para que los visitantes posen de manera determinada con el objeto. El participante manipula su propio cuerpo para llegar al
resultado y sólo debe sostener la pose por un minuto (tiempo suficiente para sacar
una foto) Wurm es muy exigente con las poses que deben realizarse, ya que la
escultura se activa si se ejecutan correctamente. Los objetos utilizados para
esta muestra son muebles de la década del cincuenta aproximadamente.
Esculturas de un minuto, de Erwin Wurm
Silla, instrucciones dibujadas y participación del público / Medidas variables - Título en la escultura
¿Qué se experimenta? Miedo de hacer el
ridículo e inseguridad, pero también cierta duda sobre si corresponde manipular
una pieza de arte. Todas estas sensaciones coinciden con la intención del
artista: lo que pretende es hacernos
sentir incómodos. Estas esculturas de un minuto ofrecen un momento de introspección
visceral (¿Qué estoy haciendo?) para convertirnos en esculturas pensantes. Con ellas, Wurm ofrece una sutil crítica a la
sociedad cultural contemporánea: las presiones sociales nos hacen actuar
contrariamente a nuestros ideales.
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