Koons, nacido en Estados Unidos en 1955, es un artista irreverente, controvertido, pero así y todo, particularmente favorecido por el mercado del arte. Hoy se presenta con trabajos realizados a lo largo de treinta años de carrera en una retrospectiva que ocupa casi todo el Whitney. El museo lo eligió para despedirse de su edificio en Madison Ave., justo antes de trasladarse a las nuevas instalaciones en el Meatpacking District. 

La muestra está organizada cronológicamente, una serie en cada sala. En una de ellas se despliega  Celebración, con obras realizadas en 1994. Ese año el artista fue invitado a diseñar un calendario: para ello crea una serie de fotografías a gran escala, referidas a las fiestas en general. Se incluye aquí también ciertos objetos cotidianos de fabricación industrial, de exquisita belleza y de gran emotividad.

Cake (torta), de Jeff Koons (1995-97)

Técnica: óleo sobre tela

Colección Privada

Moon (Light Pink), de Jeff Koons

Para realizar su popular Baloon-dog, de 3 metros de altura y una tonelada de peso, Koons trabajó con un taller de California, donde se realizaron sesenta piezas separadas que luego fueron ensambladas con precisión milimétrica. El artista había estipulado que no sólo quería que la escultura tuviera, en su exterior, la forma y las curvas de un globo inflado, sino que debería dar la sensación de que por dentro circulaba el aire. Concibió esta obra pensando en su hijo, que vivía lejos de él y al que extrañaba mucho.

En la sala dedicada a la serie Antigüedad se exhiben piezas en las que se recrea obras clásicas, pero con los mismos materiales brillosos con los que realizó el corazón y el perro-globo. Para ello se valió de avanzados escáneres que recorrieron toda la superficie de la pieza clásica, antes de ser realizada en el espejado y colorido acero inoxidable.

Metallic Venus, de Jeff Koons (2010-2012)

La obra que sigue, Plutón y Proserpina, fue adquirida por Eduardo Costantini, fundador del MALBA, para la entrada del edificio que está construyendo en Miami, Estados Unidos.

Pluto and Proserpina, de Jeff Koons (2010-2013)

"Soy la persona con la idea", explica Jeff Koons, quien dirige un taller de 130 colaboradores y no hace nada con sus propias manos. La habilidad del artista, imprescindible en tiempos pasados, se suplanta hoy por la idea del artista. Un perro del siglo XIX luce muy diferente al perro-globo de Koons. Ambos son arte y nos muestran cuánto cambiamos en dos siglos.