Selfies...
11:34
Mucho antes de los teléfonos inteligentes, los artistas ya se retrataban a sí mismos. El autorretrato era, y sigue siendo, un profundo ejercicio
de análisis del propio rostro, donde
el artista intenta captar su expresión y trasladarla al lienzo.
Por estos días, la National PortraitGallery de Londres intenta evitar que lo que se cree es la primer “selfie” no salga del país. Se trata de un autorretrato de Antoon Van Dyck (Bélgica, 1599-Londres, 1641). La obra fue adquirida por la familia del corredor de Fórmula Uno James Ecclestone en doce millones de libras esterlinas, en la última subasta de Grandes Maestros de Sotheby’s en Londres. El gobierno inglés emitió una restricción de tiempo limitado, hasta reunir los fondos, para que la obra no salga del Reino Unido. Se pretende, entonces, que este significativo autorretrato no desaparezca para formar parte de una colección privada en Los Angeles, USA.
En esta pintura, Van Dyck se retrata de medio perfil y con el brazo en aparente extensión –como si estuviera sosteniendo un teléfono con cámara- aunque lo que verdaderamente sostiene es el pincel.
En esta pintura, Van Dyck se retrata de medio perfil y con el brazo en aparente extensión –como si estuviera sosteniendo un teléfono con cámara- aunque lo que verdaderamente sostiene es el pincel.
Autorretrato, de Sir Anthony van Dyck (1640)
Hacia el siglo XX se pierde interés en la
verosimilitud con respecto al modelo. El autorretrato se inscribe en un
contexto de crisis porque rompe con las tradiciones académicas y se convierte
en un elemento de experimentación. El retrato era, en ese momento, un estudio
profundo no sólo de los cambios que se produjeron en la pintura sino, también, de la representación trastornada del
hombre y su entorno social.
Autorretrato, de Emilio Pettoruti (1918)
Hoy el autorretrato se sale del campo del arte y se populariza en un acto
de narcisismo propio de la posmodernidad.
Para seguir leyendo... The Times, edición del lunes 17 de marzo
de 2014, Suplemento de Arte.
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