Esta obra, de generosas dimensiones, de Giacomo Favretto (Venecia, 1849-1887) nos permite ver cómo era la vida diaria en la Venecia del siglo XIX. Son escenas costumbristas, donde el artista retrata a los habitantes en sus tareas diarias o de esparcimiento...

Ambas obras reflejan una ciudad que se conserva igual, arquitectónicamente hablando, a la Venecia de nuestros días... sólo han cambiado los habitantes y sus vestimentas...
La Bienal de Venecia va develando los envíos de arte contemporáneo de los países participantes. El pabellón español espera a sus visitantes con una tonelada de escombros. Los apiló allí la artista zaragozana Lara Almarcegui (1972). "Una montaña de más de cuatro metros de altura ocupa casi todo el espacio principal del edificio, como en los ingredientes de una receta de cocina," explicó. La artista "deconstruyó" el pabellón para introducir en el interior los materiales de los que se sirvió el arquitecto Javier de Luque para su construcción en 1922. Almarcegui descarta las dobles lecturas sobre el hecho de que España envíe al mundial del arte contemporáneo un montón de escombros: "No se trata de una reflexión sobre la burbuja inmobiliaria, ni sobre la situación del país; desgraciadamente, problemas como esos los hay en todas partes y no sólo en España," explicó.

Ciertamente, la búsqueda de la poética del escombro, caracteriza, desde hace más de una década, el trabajo derivado de conceptos como el land art (arte con elementos de la naturaleza) de esta artista que reside en Rotterdam y que es una habitual del circuito europeo de exposiciones. El proyecto le costó a España 400.000 euros.