13/07/18 - Transformar un espacio con elementos tan simples como sogas, tubos de aluminio y paneles de policarbonato en una especie de selva urbana, sin contenido simbólico, es reivindicar a los materiales y el gesto del artista. Leonor Antunes (Portugal, 1972) intervino con sus esculturas ambas plantas de la galería Marian Goodman en Londres, activando el espacio con obras en escala y proporción. La artista dejó sinuosos pasadizos entre las sogas y las placas de policarbonato, que penden del techo como cortinas mágicas, para que el visitante busque su propio camino. 

A thousand realities from an original mark, de Leonor Antunes

A thousand realities from an original mark, de Leonor Antunes

A thousand realities from an original mark, de Leonor Antunes

Por esos senderos que se van abriendo entre las obras se descubre al material como parte de la fuerza creadora, sumado a la forma que la artista impone. Sin embargo nada parece al azar, la distribución fue estudiada al máximo. El desplazamiento está condicionado y aquí es donde nos plantemos qué relación estamos construyendo con el objeto que se nos interpone y nos obliga a detenernos, cambiar de dirección o a girar en 180 grados. A estos materiales sencillos que componen la extensa instalación se suma un elemento muy actual: luces led dentro cilindros de vidrio, que penden desde el cielo raso con tubos de aluminio. 

A thousand realities from an original mark, de Leonor Antunes

A thousand realities from an original mark, de Leonor Antunes

¿Qué descubrimos en estas dos plantas de la galería? Que los elementos usados para crear la instalación fueron transformados de tal manera que se convirtieron en estructuras abstractas. Finalmente lo que vemos es pura geometría.

A thousand realities from an original mark, de Leonor Antunes