Arboles = vida

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El frondoso ombú que Prilidiano Pueyrredón (Buenos Aires, 1823 -1870) pintó en su "Un alto en el campo", se convirtió en una de las obras más emblemáticas del arte argentino del siglo XIX. Con su plena naturaleza florecida, el árbol da sombra al viajero cansado. La representación intentaba demostrar que la Nación posee, en el mundo rural, el reservorio de su identidad.
Un alto en el campo, de Prilidiano Pueyrredón (1861)
Técnica: óleo sobre tela / Medidas: 75.5 x 166.5 cm
Pero si Pueyrredón crea una obra para que sea identificada con nuestro país, en el siglo XXI Ai Weiwei (Pekín, 1957) utilizará un árbol para enviar un mensaje político. Este artista contemporáneo y activista social tomó ramas caídas de distintas provincias del sur de China para crear un árbol artificial: una monumental escultura de madera denominada Árbol de Acero. Su intención era que su país tienda a  una nueva unidad, alejada de la dictadura que lo tuvo preso sin razón en 2011.
Iron Tree, de Ai Weiwei (2013)
Técnica: instalación en madera - Grand Palais, París.
Para la 55° edición de la Bienal de Venecia, Berlinde De Bruyckere (Bélgica, 1964) presentó Kreupelhout – Cripplewood, en el Pabellón de Bélgica. Una instalación in situ que surgió a partir del diálogo entre la ciudad de Venecia, su historia, su arte y el martirio San Sebastián. La obra es una  síntesis de los temas fundamentales en los que se inspira la artista: la vida y la muerte.
Según De Bruyckere, San Sebastián es el santo que más representaciones tiene en la ciudad de Venecia. El arte ha interpretado su martirio mostrándolo amarrado a un árbol y atravesado por flechas. La artista quedó particularmente fascinada por la fuerza mental del santo, la estoica aceptación de su destino, el orgullo en su postura y la ausencia de demostración de dolor en su expresión. Una combinación de belleza y control: un dolor místico.
Kreupelhout – Cripplewood, de Berlinde De Bruyckere
Técnica: instalación / Pabellón de Bélgica - Bienal de Venecia 2013
Ella descubre a su San Sebastián en la forma en que se doblan las ramas de este árbol caído. Para la artista el santo ya no está atado al árbol, sino que se ha convertido en el árbol mismo. Las vendas rojizas que cubren los troncos parecen embebidas en la sangre de las heridas de San Sebastián. La inmensa fuerza que se irradia de este enorme tronco personifica el vigor y la fuerza del santo.
Kreupelhout – Cripplewood, de Berlinde De Bruyckere (detalle)
Técnica: instalación / Pabellón de Bélgica - Bienal de Venecia 2013
Esta espectacular obra está formada por la unión de una masa de troncos que parecen músculos, tendones y huesos del cuerpo humano. Es como un ser vivo que está herido y convaleciente. Entre las ramas, grandes vendajes colocados con la intención de recuperar a este cuerpo herido.
Kreupelhout – Cripplewood, de Berlinde De Bruyckere (detalle)
Técnica: instalación / Pabellón de Bélgica - Bienal de Venecia 2013
En Kreupelhout – Cripplewood, según la artista, se expone la metamorfosis entre el hombre y el árbol y viceversa: es tangible pero incompleta.

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