Algo sobre los retratos...
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El retrato es un género dentro de la
pintura que pretende representar la apariencia visual de un
sujeto. Era una práctica habitual hasta
el siglo XIX. En sus inicios, el retratista trabajaba, por
encargo, para reyes o aquellos más adinerados de la sociedad. La obra pasaba luego a formar parte de la documentación del Estado o
de la familia. Con el tiempo, se difunde entre la clase media, siendo el más
conocido, sin dudas, La Gioconda de Leonardo Da Vinci.
En algunos casos, el retratado se
idealizaba... Veamos, por ejemplo, el caso de Simonetta Vespucci, realizado por Botticelli (Florencia, 1445-1510). Esta joven, que falleció a muy temprana edad, había sido el gran amor de Giuliano de
Médici, por eso el artista la retrata vestida como una ninfa, con el cuello
exageradamente largo, para marcar la presencia del medallón correspondiente a la
familia Médici.
Retrato de una joven, de Sandro Botticelli (c. 1480-85)
Técnica: temple sobre tela / Medidas: 82 x 54 cm
Museo Städel - Alemania
Algunos artistas contemporáneos continúan
con este género casi olvidado, como el colectivo Mondongo, grupo formado por Manuel Mendanha y Julieta Laffitte. Para
ellos, el retrato es como un documento, un mapa que refleja el contexto
histórico social del retratado. Mondongo se ha hecho conocido por lo diverso y excéntrico de
los materiales utilizados en sus obras. A continuación, el retrato de Francisca, hija de los artistas, hecho con hilos de algodón unidos con
pegamento volátil.
Francisca, por Mondongo
Técnica: hilos de algodón sobre madera pegados con pegamento volátil / Medidas: 300 x 200 cm
Mamba - Buenos Aires
Esta obra pertenece a la actual exhibición de Mondongo
en el Mamba, que contó con la curaduría de Kevin Power. Es uno de los tantos retratos que forman parte la
muestra. No hay personas conocidas, sólo familiares y amigos de la pareja. Como no podía ser de otra manera, las obras forman parte de su colección
privada.
Nuestro querido Museo de
Bellas Artes tiene su retrato famoso, esta vez explicado por el historiador de
arte e investigador Roberto Amigo.
Con la llegada de la foto, este género se
fue perdiendo, quedando sólo para los representantes de la monarquía o políticos destacados.
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